Denominamos como Administración Tributaria a la entidad que en representación del Estado ejerce la función de recaudación y control de los tributos sobre los ciudadanos. Si lo precisamos como función, es la que realiza el Estado para determinar y recaudar los tributos, pero comprende incluso otras que se enfocan en la orientación al ciudadano, cultura tributaria y brindar un servicio que facilite el cumplimiento voluntario de la obligación tributaria de los sujetos pasivos.
Recuerda que en la relación jurídico tributaria por un lado tenemos a un Sujeto Activo (Acreedor del Tributos) y por el otro, al Sujeto Pasivo (Deudor del tributo).
La obligación tributaria es aquella que el Sujeto Pasivo debe cumplir en favor del Sujeto Activo, toda vez que ocurre el hecho imponible que la norma jurídica ha dispuesto como tal. Misma norma que deberá indicar la forma de cuantificar el importe del tributo en el caso de la obligación tributaria material, o de los deberes formales que deberá cumplir el contribuyente.
A la Administración Tributaria le corresponde actuar en representación del Sujeto Activo, para garantizar que se recauden los tributos que están previstos en la Ley.
Por ejemplo, el SENIAT es la Administración Tributaria Nacional venezolana, el DIAN en Colombia o el SAT en México, que tienen bajo su control a tributos nacionales que gravan la renta y al valor agregado, entre otros. En todos estos casos además, dichas entidades tienen atribuciones de control y recaudación de tributos aduaneros.
La integración de tributos internos y aduaneros responde a un modelo de gestión que ha sido adoptado en muchas Administraciones Tributarias de América Latina. Con ello se buscó una mayor eficiencia y una unidad de gestión en lo atinente a los tributos internos y los aduaneros.
Corresponde igualmente a la Administración realizar la determinación de oficio de la obligación tributaria e imponer de ser el caso las sanciones que la norma legal estipula cuando se constata el incumplimiento de los contribuyentes.
Pero no solo se trata de aplicar sanciones, ya que quizás la función más relevante de la Administración Tributaria para el fin de la recaudación de los impuestos, tasas y contribuciones, es ser eficiente y trabajar por la consolidación de la cultura tributaria del ciudadano.
La cultura tributaria es un concepto que abarca no solo el cumplimiento del pago de los tributos, sino la toma de conciencia del ciudadano sobre el objeto de la tributación en el país, los principios constitucionales que le rigen, el conocimiento y exigencia de los derechos que tiene como contribuyente, y en especial el acatamiento voluntario de las obligaciones tributarias.
La actualización de los funcionarios, tanto en materias relativas a la determinación de la obligación tributaria, como en la planificación, auditoría, contabilidad, son necesarias para que estos tengan un mejor desempeño.
Igualmente, la formación de los contribuyentes, la oportuna orientación y las facilidades para que estos cumplan oportunamente sus obligaciones tributarias, son factures que inciden de forma favorable en el mayor nivel de recaudación de los tributos.
La dotación de herramientas de tecnología de información (TIC) a la Administración Tributaria permite por una parte el mejor control sobre los sujetos pasivos, y por otra ofrece a los contribuyentes medios para atender con mayor facilidad procesos como el de inscripción, actualización de datos, notificaciones, declaraciones y pago de sus tributos.
En Gerencia y Tributos sostenemos que una Administración Tributaria moderna debe enfocarse en la buena calidad del servicio que presta al Estado y a los ciudadanos en general. Para ello los valores de la eficiencia, la sostenibilidad, calidad y el respecto, son pilares esenciales a ser observados por los funcionarios que laboran en ella.
Igualmente, la formación de los contribuyentes, la oportuna orientación y las facilidades para que estos cumplan oportunamente sus obligaciones tributarias, son factures que inciden de forma favorable en el mayor nivel de recaudación de los tributos.
La dotación de herramientas de tecnología de información (TIC) a la Administración Tributaria permite por una parte el mejor control sobre los sujetos pasivos, y por otra ofrece a los contribuyentes medios para atender con mayor facilidad procesos como el de inscripción, actualización de datos, notificaciones, declaraciones y pago de sus tributos.
En Gerencia y Tributos sostenemos que una Administración Tributaria moderna debe enfocarse en la buena calidad del servicio que presta al Estado y a los ciudadanos en general. Para ello los valores de la eficiencia, la sostenibilidad, calidad y el respecto, son pilares esenciales a ser observados por los funcionarios que laboran en ella.
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