Farándula y agencia tributaria. Los casos del Impuesto a la renta de Sofía Loren y Shakira


Si bien en el contexto de la lucha contra la evasión tributaria puede ser justificada la objeción que una agencia tributaria hace sobre la declaración impositiva de un ciudadano, lo cierto es que cuando el contribuyente es una figura que se mueve en el mundo de las artes cinematográficas, musicales o deportivas, entiéndase la "farándula"; ese caso en particular parece ser explotado "mediáticamente" por la Administración Tributaria.

Nos apartamos de cualquier valoración sobre la pertinencia o no del supuesto reparo fiscal que se anuncia en diversos medios digitales sobre este asunto y nos enfocamos más bien en el tema publicitario y su significación para la institución recaudadora de impuestos.

Es sabido que en los manuales de cualquier instituto tributario del mundo, se estatuye la máxima relativa a que una de las formas más efectivas de hacer que cada quién pague "voluntariamente" al Estado el tributo que impone la Ley, es con el temor a la sanción. 

Sí, con el "temor", pero claro está que en los breviarios tributarios del manual de actuación del funcionario se reemplaza ese sustantivo por las expresión "percepción de riesgo subjetivo a ser sancionado".  Son más palabras para decir de una forma elegante que se pretende inculcar miedo y hasta terror en el contribuyente para "motivarlo" a cumplir sus obligaciones tributarias. Eso pasa en España y en otros muchos países. Es por cierto una actitud que en mi particular opinión es reprochable y debe encontrar límites en la acción oportuna de la protección que debe garantizar la Ley al ciudadano y la acción correctiva de las instancias jurisdiccionales cuando se le va de la mano la fuerza y el escándalo a la Administración.


Tenemos por ejemplo el caso del alto impacto mediático de una medida asumida por la agencia tributaria sobre la actriz Sofía Loren cuando fue acusada de evasión fiscal en Italia y por ello incluso pasó 17 días detenida en una cárcel de mujeres durante el año 1982.

Por cierto, a casi 40 años luego de iniciarse la querella fiscal, una tardía sentencia dio la razón a la diva del cine. Pero esa acción en su oportunidad enviaba el mensaje a todos los ciudadanos italianos de que el no pagar sus impuestos acarrearía severas consecuencias.

¿Por qué los artistas?

Por la misma razón que esto se da con los deportistas u otras figuras relevantes. La respuesta es realmente muy sencilla, y no es otra que por ser estos muy populares

Esto permite que su caso esté aderezado de la característico morbo de una sociedad que se desvive por los padecimientos de los protagonistas de la farándula musical y deportiva.


Esto no requiere asumir grandes costos por parte de la agencia tributaria, porque con solo ventilar algunos aspectos del caso, la prensa y redes sociales harán luego lo suyo elevando el impacto mediático de la fiscalización. 

Si los Romanos bajo cuya regencia fue juzgado y condenado Jesús, hubiesen sido tan pragmáticos y oportunistas, como los que enjuiciaron a Sofía Loren, sobre la cruz no se hubiese colocado la insignia que atribuía al mesías el reino de los judíos "INRI" , sino otro el cartel de la agencia tributaria Romana que dijese "Por no pagar impuestos". 

Ahora Shakira

Así como ocurrió también con el futbolista argentino "Leo", la agencia tributaria española parece aplicar nuevamente la estrategia de mandar un mensaje a todo ciudadano contribuyente, de que ni los más famosos se salvan de su inquisitivo alcance.

De esta forma, los contribuyentes con toda razón deben percibir que hay un mayor riesgo subjetivo a ser objeto de sanciones si no atienden oportunamente sus obligaciones tributarias. No solo se trata de inculcar "respecto" a la agencia tributaria entre los iguales, es decir, los famosos. Sino fundamentalmente parece que la acción busca enviar claro mensaje a los más pequeños y que están más lejos de ser objeto de procedimientos de revisión fiscal, ya que no hay cama para tanta gente.

Vale aquí aquello de que cuando veas las barbas de tu vecino arder... 



Dado a que los grandes contribuyentes aportan el mayor importe de tributos a recaudar, pero son en números,  muchos menos que la mayoría conformada por los medianos y pequeños contribuyentes, las estrategias para persuadir a ambos tipos de contribuyentes son diferentes en forma y alcance.

La regla básica señala que el 80% de la recaudación impositiva normalmente es aportada por solo el 25% de los contribuyentes. Y que ese 75% restante solo contribuye con el 20% del gran pastel de los tributos que la agencia tributaria debe recaudar.

Esas cifras no son exactas, y apenas son una referencia de la proporción que se quiere significar. Pero algo de cierto les es atribuido.

En un curso de inteligencia tributaria que tuve oportunidad de curar en mi tránsito por la Administración Tributaria de mi país, hace ya más de una década, fue enfático el instructor en señalar que los grandes contribuyentes que son pocos, no se atemorizan de programas de impacto masivo, ya que para algo pagan grandes sumas a sus asesores tributarios que los deben mantener siempre dentro de la legalidad al menor costo fiscal que permite la norma tributaria. Aunque ello no siempre resulte así, y se den aislados casos de alta exposición al riesgo tributario por interpretaciones carentes de sustancia económica y por tanto elusivas. A los grandes se les atiende con los equipos técnicos élite de la Administración Tributaria. En cambio los pequeños son muchos, demasiados para atenderlos y revisarlos a todos, y a ellos se les persuade de otra forma.


Allí es donde parece enfocarse la medida fiscal contra los famosos, no en ellos como un fin, sino como un medio para mandar el mensaje a la multitud.

De esta forma el caso de Shakira, posiblemente sea más una estrategia publicitaria de la agencia tributaria española que otra cosa.

Espero en todo caso que la artista no sufra los mismos traumas y la difamación que la Loren casi medio siglo antes. Y que la agencia tributaria permita que nos siga deleitando con sus fascinantes letras e interpretaciones musicales, mientras paga sus tributos y sirve de publicidad al objeto de la mayor recaudación de impuestos.

Pero sobre todo uno espera que la agencia tributaria se apegue a la legalidad y sea lo necesariamente reservada teniendo la consideración que toco ciudadano merece respecto de la acción del Estado en una relación de derecho, no de poder.

Gerencia y Tributos

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